Saturday, July 27, 2013

De los barrotes de una jaula a África



En el 2008 Gaucho, un joven león, con las garras extirpadas, desnutrido y con una peladura en su cabeza de tanto rozarla en los barrotes de su angosta jaula, era parte del circo Magnun en la comuna de San Antonio, V región.

Gracias a las denuncias que el público que asistía al circo realizó a la agrupación Ecópolis, comenzó una investigación y seguimiento del circo, porque esta vez, a diferencia de otras ocasiones en que los circos hacen desaparecer a los animales en sus viajes, Gaucho sí lograría tener una vida digna.

“Ecopolis empezó a ver los aspectos legales para rescatar a Gaucho, se integró a este trabajo el abogado Pablo Peñaloza, quien ahora es del Partido Ecologista. El SAG  y PDI nos apoyaron mucho, se realizó la incautación del león, que se realizó de manera súper pacífica porque los dueños del circo reconocieron que Gaucho pasaba sin comer y que estaba mal”, asegura Liz, quien participó en el proceso de rescate.
Cuando los animalistas llegaron a la jaula de Gaucho para conocerlo y comprobar en terreno las malas condiciones en que estaba, el león tomó un recipiente y constantemente lo aprisionó contra los barrotes de la jaula, afirmándolo con el hocico clamaba alimento, estaba hambriento, desnutrid, maltratado, mostrando su desgracia a quienes, sin él saber, le regalarían la posibilidad de volver a ser el rey de África, el lugar en el mundo del cual nunca debería haber salido.

Tras la denuncia de los animalistas, el caso de Gaucho fue tomado por la PDI y su brigada BIDEMA, fue así como los comisarios veterinarios  lograron a través de una orden judicial rescatar al león de las funciones del circo. En este caso no hubo necesidad de llevar al dueño a tribunales, ya que entregó al león de manera voluntaria.

Una vez incautado Gaucho, la labor de los animalistas se enfocó en buscar un lugar adecuado  donde pudiera vivir Gaucho, siendo Iván, dueño de Buin Zoo, la persona que sin pensarlo dos veces accedió a recibir al león en su recinto.
Luego de estar un año en rehabilitación viviendo en Buin Zoo, Gaucho logró rehabilitarse físicamente y a la vez comenzó a dar a conocer una personalidad nueva, llena de juegos y en un ambiente donde el cariño y atención, hicieron que su pelaje y garras volvieran a renacer, tapando de a poco la marca que los barrotes marcaron en su vida y frente.
“En CEFU empezamos a mover los contactos para buscar un santuario para que Gaucho pudiera volver a África. Nosotros lo que buscábamos era que tuviera su espacio con familia y congéneres. Se dieron todas las cosas, el santuario en África lo aceptó y empezamos a hacer los trámites, por primera vez que teníamos un caso emblemático de un animal salvaje que no pertenecía a la fauna chilena”, recuerda Liz.
La historia de Gaucho es para recordar, contar una y otra vez, pero también para nunca más repetirla en la piel de otro león. Hoy él se encuentra en África, los cuidadores del santuario envían constantemente fotos que demuestran su evolución y manada que logró formar con los suyos, de los que nunca debió ser apartado.

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